El cielo ha excitado desde siempre la imaginación del hombre, que ha creado mil y una explicaciones para lo desconocido. Son historias que no nos aclaran, o sí, lo que ocurre por allí arriba.
Tienes una cita este martes por la mañana a primerísima hora. No a ciegas, al contrario, hay que mantener los ojos bien abiertos, no sea que se te escape algún deseo con la estrella fugaz correspondiente. Llegan las Leónidas de este año. Algún estudioso ha asegurado que habrá mil, e incluso más, que podrás ver.
Mirar el cielo desde la Tierra es como mirar el exterior desde el fondo de una piscina llena de agua. La deformación y pérdida de definición que sufre la imagen observada a través del agua es similar al efecto que tiene la atmósfera terrestre sobre la luz que nos llega de los objetos del espacio.
¡Qué locura! Un satélite roto. Un tornillo suelto acelerado dando vueltas. Un cohete antaño parte de una misión espacial y ahora en paro. Todos ellos son objetos artificiales fuera de servicio en órbita alrededor de la Tierra; todos son irrecuperables; todos son basura espacial.
¿De dónde procede el nombre de "cristal líquido" y qué principio modifica con semejante precisión la luz en una pantalla plana? La naturaleza es sorprendente. Los principios de la materia, que todavía se están investigando, permiten desde enviar una nave espacial a la Luna a obtener nuevas medicinas contra el cáncer o construir una bomba de hidrógeno.
Los neutrinos y rayos X están celebrando su Premio Nobel por todo lo alto. No todos los días se destaca la relevancia de pequeños elementos del cosmos en el conocimiento del Universo. Además, ambos son de lo más discretos. La radiación X, que llega del espacio, es incapaz de atravesar la atmósfera terrestre; hay que ir a buscarla allí fuera.